Con esta actitud mis primeros años en la industria fueron muy angustiosos, y tuve que pasar por dos empresas hasta ponerle nombre a lo que me pasaba: Yo quería ser diseñador.
A partir de entonces las cosas fueron encajando poco a poco. Mi estilo de programar, sin apenas optimizaciones, la manía con trabajar en papel, la necesidad de ver a menudo el resultado de lo que hacía, formaban parte del perfil de un diseñador.
Quise hacer las cosas bien y me apunté a un máster de diseño de videojuegos, en parte por seguir el camino "normal" pero sobretodo por tener un título, ya que había comprobado que en esta profesión hay mucho intrusismo. Paralelamente me fui formando también por mi cuenta.
Después de unos dos años de transición actualmente trabajo a tiempo completo como diseñador, y he conseguido que dejen de verme como un programador. Mi vida es bastante azarosa aún pero por lo menos estoy haciendo lo que quiero hacer.
Soy game designer.